El Alma del Pensador.
He venido a este refugio porque sé que, aquí, el universo entero se concentrará en un solo punto y que eso me permitirá pensar. He venido con confianza porque sé que lo que esté fuera se irradiará de este centro donde, reflexionar y dejar lo que se piensa, será un ir y venir para luego volver.

. Desearía ser libre, pero ocurre que el pensador deja de serlo, deja de ser libre quiero decir, cuando ha anclado en los pensamientos profundos que la vida contiene, cuando se ha ceñido el cinturón de los secretos universales.
La verdad no libera, sino que, por el contrario, compromete. Libre es el sabio, no el que piensa. Y sabios solo son los niños. Recuerdo ahora un regalo que hice hace algún tiempo. Era una escultura de una niña saltando sobre un niño que reflejaba una posición dominante sobre él, inmersos ambos, como estaban, en un juego mágico carente de espacio-tiempo.
La verdad no libera, sino que, por el contrario, compromete. Libre es el sabio, no el que piensa. Y sabios solo son los niños. Recuerdo ahora un regalo que hice hace algún tiempo. Era una escultura de una niña saltando sobre un niño que reflejaba una posición dominante sobre él, inmersos ambos, como estaban, en un juego mágico carente de espacio-tiempo.
Debió ser breve y efímero aquel salto, mas seguramente eterno por memorable, por siempre presente. He venido a este lugar porque es el refugio que ella ha construido para mí, uno de tantos, el segundo quizás.
El Alma de Pensador
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